- ¡Maaaaaa… Salgo!
- ¿A dónde vas?
- No sé
- ¿Quiénes van?
- No sé
- ¿A qué hora volvés?
- No sé
- ¿Cómo volvés?
- No sé
- Bueno, chau…
Salgo de casa sintiéndome absolutamente libre e independiente. Antes de haber dado tres pasos, me caen todas las fichas de golpe: ¿Desde cuándo? Es raro. Vuelvo.
- Ma, ¿Estás bien?
- ¿No te ibas vos?
- Si… ya me voy…
- Me tapás la tele…
Entonces me doy cuenta, no soy libre ni independiente. Mamá está mirando el final de la novela.
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